Lucho Santillán es un cantante profesional, intérprete en el género romántico de las baladas. Desde los años 80, se incluyó a la vida de la música en la televisión, haciendo sus presentaciones y llegando a la etapa final en los concursos que realizaba el programa Trampolín de la Fama, el cual tenía como objetivo destacar los talentos peruanos y, de cualquier forma, difundirlos.
El talento, dice, es suyo, es una suerte de la vida, agradecido porque fue tocado por la divina providencia, aún así el profesionalismo de un artista, como Santillán, lo condujo al deseo de aprender mucho más y mejorar su técnica, tomando clases particulares de canto, dictada por grandes artistas como: Fernando Pinillos y Jaime Acedo, quienes fueron los que de una u otra manera pulieron su talento.
Sin embargo, el aprendizaje máximo que adquirió provino de la experiencia en los escenarios, bajo las luces y frente a muchos rostros impacientes que esperaban por escucharlo. Tuvo la oportunidad de alternar con artistas reconocidos de la capital, los que ahora son sus amigos, como por ejemplo: Bartola, Homero, César Altamirano, el mismo Gian Marco, pero cuando nadie lo conocía, Ricardo Montaner, Eva Ayllón, Pepe Vásquez, Lucía de la Cruz, entre otros.
“Ser artista es lograr el reconocimiento de la gente, se te abren muchas puertas, tanto de la gente que está arriba como de la que está abajo; un artista siempre debe ser abierto para con todos, así como me ves en el escenario, así soy yo, auténtico, sencillo y natural, digamos que nunca me lo he creído”, afirma Lucho Santillán.
Pero, lamentablemente, no todo es color de rosa, siempre hay un factor que debe perjudicar a quien tenga un talento o habilidad y especialmente en nuestro país; la falta de apoyo por parte de las autoridades y las empresas privadas sigue siendo decisiva en la trayectoria de un artista y determinante en lo que puedan llegar a ser.
Los lugares en donde se presenta, actualmente, Lucho Santillán son: Luna Rota, el restaurant campestre El Chacra, el Estribo, así como en diversas instituciones bajo previo contrato. Las épocas más recargadas y de mayor movimiento artístico de un intérprete de baladas son en días festivos de la madre, del padre, para el día de San Valentín y las fiestas para fin de año.
La vida de un artista, como de cualquier persona tiene sus altibajos, sus esfuerzos y sus recompensas. Lucho necesita cuidar su voz para estar en buenas condiciones, ya que es su herramienta de trabajo; vive una vida responsable dentro de los caprichos permitidos.
Los triunfos obtenidos se los dedica principalmente a su familia, no a su esposa e hijos porque no los tiene, pero sí a sus padres y hermana; luego de ellos están sus verdaderos amigos, recalcando que la experiencia ayuda a saber reconocerlos.
La meta última que tiene es la culminación de su disco, en el cual incluye algunas canciones inéditas; emocionado por esta realización, espera que la producción se difunda convenientemente en los medios de comunicación y sobretodo pegue y guste a la población.
“La experiencia más gratificante que siempre me ha ocurrido es el aplauso del público, es lo que da vida en el escenario, sino fuera por eso difícilmente seguiría aquí, se siente una cosa muy linda aquí adentro, es una bendición de Dios”, comenta Lucho Santillán.
El talento, dice, es suyo, es una suerte de la vida, agradecido porque fue tocado por la divina providencia, aún así el profesionalismo de un artista, como Santillán, lo condujo al deseo de aprender mucho más y mejorar su técnica, tomando clases particulares de canto, dictada por grandes artistas como: Fernando Pinillos y Jaime Acedo, quienes fueron los que de una u otra manera pulieron su talento.
Sin embargo, el aprendizaje máximo que adquirió provino de la experiencia en los escenarios, bajo las luces y frente a muchos rostros impacientes que esperaban por escucharlo. Tuvo la oportunidad de alternar con artistas reconocidos de la capital, los que ahora son sus amigos, como por ejemplo: Bartola, Homero, César Altamirano, el mismo Gian Marco, pero cuando nadie lo conocía, Ricardo Montaner, Eva Ayllón, Pepe Vásquez, Lucía de la Cruz, entre otros.
“Ser artista es lograr el reconocimiento de la gente, se te abren muchas puertas, tanto de la gente que está arriba como de la que está abajo; un artista siempre debe ser abierto para con todos, así como me ves en el escenario, así soy yo, auténtico, sencillo y natural, digamos que nunca me lo he creído”, afirma Lucho Santillán.
Pero, lamentablemente, no todo es color de rosa, siempre hay un factor que debe perjudicar a quien tenga un talento o habilidad y especialmente en nuestro país; la falta de apoyo por parte de las autoridades y las empresas privadas sigue siendo decisiva en la trayectoria de un artista y determinante en lo que puedan llegar a ser.
Los lugares en donde se presenta, actualmente, Lucho Santillán son: Luna Rota, el restaurant campestre El Chacra, el Estribo, así como en diversas instituciones bajo previo contrato. Las épocas más recargadas y de mayor movimiento artístico de un intérprete de baladas son en días festivos de la madre, del padre, para el día de San Valentín y las fiestas para fin de año.
La vida de un artista, como de cualquier persona tiene sus altibajos, sus esfuerzos y sus recompensas. Lucho necesita cuidar su voz para estar en buenas condiciones, ya que es su herramienta de trabajo; vive una vida responsable dentro de los caprichos permitidos.
Los triunfos obtenidos se los dedica principalmente a su familia, no a su esposa e hijos porque no los tiene, pero sí a sus padres y hermana; luego de ellos están sus verdaderos amigos, recalcando que la experiencia ayuda a saber reconocerlos.
La meta última que tiene es la culminación de su disco, en el cual incluye algunas canciones inéditas; emocionado por esta realización, espera que la producción se difunda convenientemente en los medios de comunicación y sobretodo pegue y guste a la población.
“La experiencia más gratificante que siempre me ha ocurrido es el aplauso del público, es lo que da vida en el escenario, sino fuera por eso difícilmente seguiría aquí, se siente una cosa muy linda aquí adentro, es una bendición de Dios”, comenta Lucho Santillán.
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